jueves, 17 de febrero de 2022

Casado dimisión.

 #Casado dimisión.


Vivimos en un país de pandereta. O eso es lo que nuestros vecinos opinan de nosotros cuando nos ven desde fuera, desde su realidad. Dicho esto, realmente me alegro de que el resto del mundo nos vea así, un país alegre, trabajador, pero sin exceso, serio pero sin amargura. Un país de gentes que saben , o por lo menos, intentan vivir la vida según nos viene, siendo fiel a la máxima de la felicidad clásica: “carpe diem,” “collige virgo rosas.”

La realidad española es, variopinta, lo ha sido así desde el principio de la historia. Llevamos en nuestros genes, en distintas proporciones, las esencias de todos los pueblos y culturas que han transitado por la península Ibérica, desde los tartesos, fenicios, griegos, romanos, visigodos y musulmanes. Somos, nos guste o no el resultado de ese ir y venir de pueblos por el suelo peninsular.

Esta mezcla, este sustrato del pueblo que hoy forma esa realidad menguante que llamamos España, ha tenido y tiene dos niveles (al menos para mí) de realidad. 

El nivel visceral del pueblo y el nivel intelectual, culto. Son ambos prácticamente insolubles entre sí, como agua y aceite, uno sobre el otro, sin mezcla sin tránsito entre sus capas. 

He dicho intelectual y culto, que no poderoso y dominante, porque estos dos niveles no obedecen a la distinción rico/pobre, noble/plebeyo. El pueblo visceral, es el que se levanta en Madrid el dos de mayo, es el pueblo sufrido y valiente, dispuesto a morir por su patria, aunque su patria lo ignore.

Desde finales del siglo XIX, hay una pugna entre estas dos formas de entender la realidad de España, las dos llevan un siglo intentando imponerse, la que busca avanzar, conservando ésa identidad propia que une sin fusionar, y la que desde la reflexión de la historia, busca superar un pasado ajado y crear un nuevo presente libre de la “gloria de las grandes gestas.”

Lo que hoy ha pasado en el Partido Popular, lo que viene pasando en España en la última década, no es más que esta lucha entre estas dos realidades, que como podemos observar, se dan incluso en el mismo partido. Ayuso es la España visceral, alegre, trabajadora, seria y divertida a la vez. Casado, la España adusta, que mira hacia Europa imbuido en un sentimiento de culpa, que busca un perdón y un permiso para estar entre los “mayores.”

Ejemplos hay más, pero este es el de hoy.


Enrique Fernández.

sábado, 17 de octubre de 2020

Carta abierta a Santiago Abascal.


El pasado 15 de octubre remití la carta que a continuación reproduzco a Santiago Abascal, presidente de VOX, y promotor de la moción de censura contra el actual DES-gobierno de Pedro Sánchez. Si bien la carta hace referencia a la situación concreta del partido en Las Palmas, también recorre lo que considero la actuación del partido en su época más reciente. Es mi opinión. En síntesis, creo que VOX está tomando una deriva que en el medio plazo, y a pesar de que parezca lo contrario, terminará con la desaparición del propio partido, como ya le está pasando a Podemos.

Sigo creyendo que VOX es necesario, pero el original, el que nos cautivó de la mano de Alejo Vidal Cuadras y sus fundadores originales. No el actual VOX, populista y mediático, en el que se ha convertido de la mano de Santiago Abascal. Por eso, y por su gestión del partido en Las Palmas, ya no formo parte de este proyecto. Por eso, ahora busco nuevas formas de cambiar esta España que a todos nos duele, y que a pocos nos importa. 

Santiago, escucha a los que aún pensamos que es posible cambiar el futuro, antes de perderlo.


 Estimado Santiago:

Hace ahora algo más de un año, exactamente el 5 de febrero de 2019, te escribí una carta acerca de la situación del VOX en la provincia de Las Palmas. En aquellos momentos, la situación personal de los miembros del comité provincial, me animó a ponerte en antecedentes de la gravedad sobre la gravedad de algunos acontecimientos, que a los pocos días dieron lugar al cese fulminante de dicho comité y el nombramiento de una gestora que ha dirigido el partido hasta la celebración en el presente mes de las elecciones primarias, en las cuales, desgraciadamente, han resultado refrendados en sus cargos.

Antes de continuar con mi exposición por la cual considero que su refrendo es un auténtico despropósito para los intereses del partido en la provincia, he de decirte que, con gran dolor, me he visto abocado a causar baja en el partido. Desde octubre del año pasado, precisamente por los acontecimientos que determinaron en el nombramiento de la comisión gestora, ahora refrendada.

En primer lugar, me reitero en lo expuesto en mi anterior misiva, no tengo un mayor interés que la imagen del partido, específicamente en Las Palmas, aunque por circunstancias personales, ahora lo vea desde la perspectiva que da el sentirme simpatizante, ya que no afiliado activo.

Durante el periodo de vigencia de la gestora, hemos asistido a unas elecciones donde logramos unos extraordinarios resultados en cuanto a representación provincial, siendo Alberto Rodríguez Almeida una de las mejores y más preparadas personas para representar a Canarias y a los intereses de VOX en el Congreso. Dicho lo cual, su presencia en el actual comité provincial se ve ensombrecido por el resto de sus miembros, en especial, el presidente, Nicasio Galván, cuya labor, tanto al frente de la gestora, como ahora en el comité provincial, adolece de la capacidad de liderazgo, coordinación y dedicación necesarias para el desarrollo del partido en la provincia. Es más, si desde el nombramiento de la gestora hasta las recientes elecciones, el partido ha tenido presencia en los medios y en la vida pública de Las Palmas, no ha sido tanto gracias a su acción, sino más bien al equipo de colaboradores, que desinteresadamente, han contribuido a mantener una presencia viva del partido en las islas.

No nos engañemos, VOX tiene hoy un importante “tirón mediático” en parte por la labor desarrollada en el Parlamento Nacional, en parte por la acción desarrollada a nivel desde el comité central, ya sea mediante iniciativas sociales, judiciales o populistas. Esta acción, también se ha notado en Canarias y ha sido uno de los elementos fundamentales en la captación de votos en las ultimas elecciones, hasta lograr la actual representación parlamentaria.

Sin embargo esto no es suficiente, a pesar de los esfuerzos del grupo de apoyo a la anterior gestora (y prácticamente el actual comité provincial) el partido apenas tiene una implantación territorial y mucho menos una infraestructura que permita movilizar a los afiliados y simpatizantes, a la hora de organizar actos o movilizaciones multitudinarias (como así ha sucedido en la concentración del 12 de octubre, donde tan solo se han concentrado cinco coches y dos motos, frente a varios cientos en la provincia de Tenerife) sin contar tan siquiera con la presencia del presidente provincial, el desaparecido sr. Galván.

He de añadir, que tanto ahora, como recién estrenado presidente, como en el pasado, al frente de la gestora, sus acciones, o más bien sus omisiones, han llegado a hacerme pensar y dudar de su compromiso con el partido y la defensa de sus ideales, aunque se trata de una opinión personal, sin sustento en nada más allá de mi propia reflexión, como ya dije anteriormente, ahora como simple simpatizante de VOX.

En resumen, a VOX en Las Palmas, con una filiación profundamente dividida y polarizada entre los dos candidatos, el electo y el derrotado, le queda por delante un duro desierto hasta las próximas citas electorales, en las cuales no auguro un resultado similar al actual, salvo por el, nuevamente, “tirón” de la imagen nacional de VOX.

Lo que antecede, viene a sintetizar además, uno de los dos motivos por los cuales tomé, hace ahora justamente un año, mi decisión de solicitar la baja en VOX. El segundo motivo es más general y tiene que ver con la evolución y la deriva del partido desde que obtuvo su primera representación parlamentaria, hasta hoy. Desde mi punto de vista, el partido ha entrado en una espiral centralista y profundamente antidemocrática. No quiero decir con esto que el partido no respete la ley, por supuesto, sino que se ha dotado, en sus órganos centrales de decisión de las herramientas necesarias para poder prescindir de los elementos de democracia interna, que en un principio tenía “a gala” de tal manera, que una vez elegido (con muchas limitaciones en las candidaturas) el presidente nacional, todas las decisiones ejecutivas se toman sin ningún tipo de consulta a las bases del partido.

Bien, esto es, por supuesto, mucho más operativo y simple, pero desgraciadamente, convierte a VOX en un partido más, un partido del sistema, donde la democracia interna brilla por su ausencia.

Quiero enlazar ahora con la última parte de mi reflexión, el auge del populismo en la acción política de VOX. Lo que en un principio estuvo bien, y sirvió para lanzar el partido a los medios, las denuncias del “process” el juicio y por supuesto la condena de los golpistas, a mi entender, no se ha sabido encauzar. VOX se ha entregado a las garras del populismo más trasnochado, y el resto de los partidos está aprovechando esta imagen para atacar y dejar en evidencia las carencias y limitaciones del partido.

La defensa de la unidad de España, la independencia de las instituciones y el buen gobierno de la nación, no se pueden sustentar en continuas acciones puntuales, en golpes de efecto y espectáculos mediáticos, como el que va a tener lugar dentro de unos días con la presentación de la moción de censura. No me preocupa tanto que la moción esté abocada al fracaso, es evidente que en el actual Parlamento, ningún grupo se va a significar al lado de VOX, sobre todo por lo que acabo de citar en el párrafo anterior, el “show” populista, está bien para captar la atención, pero hay que tener un programa de actuación y desde luego una predisposición a la colaboración activa con los posibles aliados, si es que en algún momento VOX tiene la intención de formar gobierno, o de formar parte del mismo. La intransigencia política está abocada al fracaso, y más en un país tan visceral como el nuestro, donde la acción política no la rige la razón.

Por último, mi deseo para el partido es que sea capaz de corregir los errores que a día de hoy le pueden llevar a un descalabro electoral, a poco que el resto de las formaciones sean capaces de entenderse (la izquierda es obvio que ya lo hace)

Respecto a la moción de censura, tan sólo me queda la esperanza de que al menos sirva para poner “negro sobre blanco) la agenda del actual gobierno, que consiste en propiciar el desarrollo de los elementos sociales que devengan en un cambio de modelo constitucional, convirtiendo a España en una república federal de corte socialista-comunista.

Hoy en día,diría que esta agenda está aún lejos de poder implantarse, pero la desvergonzada utilización de la pandemia que el gobierno de Sánchez está realizando, y el control económico, que está a punto de conseguir, con la administración y gestión de los fondos europeos, así como la incalificable reforma de la L.O.P.J., que próximamente sacará adelante en el Congreso, me llevan a no ser nada optimista respecto al futuro cercano de España.

VOX es necesario, la moción puede ser un elemento de propaganda importante. Que la ceguera del éxito mediático de los últimos meses no empañe el juicio de aquellos que junto a tí, llevan las riendas del partido.

Un afectuoso saludo,

domingo, 4 de octubre de 2020

                                        Canarias Liberal

¿Por qué un grupo liberal ahora?



ANTECEDENTES.


A lo largo de la historia de la humanidad, el desarrollo de las sociedades, desde los primeros grupos humanos hasta nuestros días se ha caracterizado por unas constantes que, en líneas generales, todos han compartido, y que, con sus peculiaridades sociales, climáticas y geográficas, han contribuido al desarrollo de las mismas, o en algunos casos, a su extinción.


Sin entrar en las sociedades que se extinguieron, bien por inadaptación, bien porque fueron asimiladas por otras, más y mejor adaptadas, quiero centrarme en los primeros  los que han conformado el mundo en el que ahora vivimos.


Estos grupos, en sus distintos ámbitos geográficos, han contado con unos elementos ambientales que han determinado su desarrollo, su adaptación a dichos elementos ha contribuido, en mayor o menor medida a la velocidad con que los mismos se ha desarrollado. 

Centrándonos en la civilización occidental, la que nace en la cuenca del Mediterráneo, y su influencia, en sus primeras etapas, por los grupos nacidos en el “creciente fértil,” una de sus principales características es la necesidad de intercambiar bienes y servicios: el comercio. Este intercambio es común a todas las civilizaciones, desde la edad del hierro hasta nuestros días, y es la base, no solo del desarrollo social, sino del intercambio y enriquecimiento cultural de todos los grupos que interactúan en este intercambio. El comercio, la necesidad de intercambiar bienes, se encuentra por tanto en la esencia de toda civilización, y las respuestas que los incipientes grupos dieron en su momento a este intercambio, dio lugar, por un lado a la aparición de sociedades dominantes y a grupos sociales dominados. Occidente, es hoy el resultado de la fusión de ambos grupos, y su historia, a lo largo de los últimos dos mil años, ha conformado una sociedad libre, culta y moderna, donde el “hombre,” el ser humano ha alcanzado las más altas cotas de progreso y libertad, nunca antes conocidas.


LOS ÚLTIMOS DOSCIENTOS AÑOS.


Esta situación, sin embargo, no es un “statu quo” permanente. Las sociedades occidentales (Europa, las Américas y los países emergidos bajo su manto) no son ni mucho menos homogéneos, la antigua división entre sociedades dominantes y dominadas, dio lugar, entre los siglos XVIII - XIX a la aparición de grupos dos importantes grupos sociales: capitalistas y trabajadores. Esta división exacerbada y llevada a su máxima expresión dio lugar a la aparición de los movimientos sociales reivindicativos de una mayor redistribución de ambas fuerzas: el capital y el trabajo, ambas enfrentadas en posturas irreconciliables, al menos en apariencia.

Los intentos por equilibrar dichas fuerzas sociales a lo largo de estos siglos fueron varios y con diferente aceptación. Sólo a modo de ejemplo y sin entrar en profundidad, el análisis del incipiente capitalismo moderno, realizado por Adam Smith (La riqueza de las naciones), y su contrapunto, así cien años después, desde el punto de de vista unilateral, y en mi opinión, victimista,, realizado por Carlos Marx en su obra “El Capital,” dieron lugar, a finales del siglo XIX y durante la práctica totalidad del siglo XX a la aparición del mal llamado fenómeno de la “lucha de clases.”

Es bien conocido mal que ha causado en occidente este fenómeno, que si bien en su origen intentó equilibrar las relaciones entre unas fuerzas, necesitadas entre sí, pero opuestas en sus planteamientos iniciales, devino, en los movimientos socialistas (léase comunismo, nacionalsocialismo, etc.) en enfrentamientos y luchas, cuyo resultado, no por menos conocido, ha sido extremadamente cruento.


¿CUÁL ES LA VISIÓN LIBERAL QUE HOY QUEREMOS PRESENTAR?


Desde que Adam Smith escribiera en 1771, “La riqueza de las naciones”, a Carlos Marx, con su obra “El Capital” (1867) y de ahí hasta nuestros días, la sociedad ha evolucionado a una velocidad que hasta entonces parecía inalcanzable. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta los años treinta del pasado siglo XX, loa avances científicos, los cambios sociales y el desarrollo económico de occidente, no tienen parangón con ningún otro momento de la historia de la humanidad. Es por ello, que tanto el capitalismo “salvaje” de los siglos XVIII - XIX, como su denuncia en El Capital , no pueden, hoy en día, dar respuesta a una sociedad tecnificada, tecnológicamente desarrollada, donde las fuerzas capitalistas no necesitan de una mano de obra barata, donde el “hombre,” como ser creativo, no depende tanto de fuerzas externas para su desarrollo personal y vital, donde la tecnología ha venido a cubrir los “huecos” entre capital y proceso productivo. El siglo XXI ha alumbrado a un nuevo “hombre,” una nueva forma de entender el mundo que nos rodea, una nueva cosmovisión, donde sin dejar de ser el centro de la propia acción humana, nos vemos, a un tiempo limitados por nuestra propia acción, y a la vez capaces de alcanzar nuevas cotas hasta ahora sólo al alcance de nuestra imaginación.

Este nuevo “hombre,” ya no está constreñido por las fuerzas del capital. El desarrollo tecnológico brinda nuevos hitos de libertad individual, si bien es cierto que siguen pesando sobre él fuerzas involucionistas que querrían controlar ésa acción personal.

El sentido liberal que aquí proponemos va en ésa nueva línea: ahondar en el conocimiento y desarrollo de ése “hombre nuevo,” el “hombre” del siglo XXI, capaz de lanzar a la humanidad a la carrera por un mundo más humano, luchando, no tanto por mayores cotas de igualdad y libertad individual, sino, por un lado, el desarrollo de las ya alcanzadas, ahondando en el equilibrio entre desarrollo tecnológico y libertad individual. Porque no podemos olvidar que en nuestra sociedad, se siguen dando desequilibrios, disfunciones entre las fuerzas que controlan los procesos productivos y tecnológicos, y los actores que desarrollan y ejecutan dichos procesos. La respuesta de Marx, fallida desde sus inicios, no ha logrado un mundo mejor ni una sociedad más justa. La mal llamada “lucha de clases” no ha derivado en igualdad, sino más bien en todo lo contrario, ausencia de libertades y control total de los medios productivos y de sus actores.

El liberalismo del siglo XXI tiene que volver a redescubrir al individuo como actor principal de la actividad humana, reconciliarse consigo mismo y con su entorno. Luchar sí, pero en la correcta dirección, más persona, más humano. Cuando los procesos tecnológicos han venido a ocupar el puesto del hombre en los procesos productivos básicos, cuando las tareas incluso más elaboradas están en vías de una tecnificación y automatización cuasi total, el momento del “hombre” tiene que cambiar, evolucionar, “pasar de nivel.” En este momento, el nuevo liberalismo tiene que estar a la altura de este momento histórico, tiene que ser capaz de dar razón a la esperanza del ser humano.


Hoy nace Canarias Liberal, como grupo de pensamiento liberal, con ésa idea: un “hombre” liberal para el nuevo siglo. 

sábado, 9 de abril de 2016

FASCISMO VS. POPULISMO

FASCISMO VS. POPULISMO.
“Tan lejos, tan cerca”

          ¿A dónde vamos, a dónde nos llevan, dónde queremos realmente ir?

         I.- ¿A dónde vamos?
         Curioseando en la biblioteca de mis abuelos (maternos) encontré un libro que no esperaba, estuviera, en casa de una familia de origen burgués y humilde, a la vez. Mi abuela, hija de un consignatario, que tenía a los curas y la Iglesia más bien en poca estima, era si cabe más cercano a las tesis de la incipiente república, que al conservadurismo católico, ya por entonces, rancio y caduco, de la España que agonizaba en el XIX y dormía la siesta, mientras el XX se desperezaba a nuestro alrededor.
         Cierto es que los acontecimientos vividos en los años 30 por nuestro país, cambiaron en muchos, si no la forma de pensar, sí desde luego, la de actuar. Pero la historia familiar no viene al caso, es sólo el punto de partida para hablar de “Los fundamentos del nuevo Estado”, obra sin autor definido, que es recopilación de los primeros textos legales editados durante y después de la Guerra Civil por la “vicesecretaría de educación popular” (Madrid 1941)
         Esto, por sí solo, da ya para una primera reflexión: La educación en España durante la post-guerra (mientras Europa y el resto del mundo andaban a vueltas con el nuevo, aunque siempre viejo, “Orden Mundial”) Es curioso ver como la educación tras la guerra, replica un modelo militarista, no tanto belicista, pero sí orientado a la preparación permanente para la guerra. El lema juliano “si vis pacem,para bellum” no ha abandonado la civilización occidental; civilización nacida en el Mediterráneo de la mano, primero de Roma y luego, hasta la Revolución Francesa, de los herederos de Roma (la Iglesia católica, con sus luces y sus sombras)
         La educación lo es todo. Desde la familia, pasando por la escuela, la universidad y de nuevo la familia (que permanece en su núcleo, pero que resulta ya modificada por el proceso educativo) una sociedad es aquello que sus educadores o más bien sus legisladores educativos, quieren que sea.
         Y durante la post-guerra, España quiso, o al menos lo intentó, que los hijos de la guerra recuperaran la ilusión, el amor y el orgullo, por una Patria que estaba desde hacía siglos sumida en la apatía, hundida en una miseria espiritual y moral, que cuarenta años antes la llevó al hundimiento y definitiva desesperación.
         Miré los muros de la patria mía,
         si un tiempo fuertes ya desmoronados
         de la carrera de la edad cansados
         por quien caduca ya su valentía. …/…”
         Y en mi humilde opinión, ahí seguimos, o si no cómo explicar el arraigo del desprecio por los símbolos de la Patria, el alejamiento de las generaciones, desde el 98 hasta hoy, del sentir y el vivir el “sentimiento español” como un valor. Identificamos a España y a sus símbolos, himno, bandera, instituciones y hasta el propio “estado de derecho” con aquello que ha provocado nuestra debacle histórica, y no falta parte de razón. El pueblo español, mal que le pese a TODOS  los que le han gobernado desde los tiempos de la Reconquista, el pueblo español, insisto, es un pueblo culto, un pueblo con memoria, que trasciende más allá de la verdad oficial, de la idea impostada, de la moda del gobernante que con sonrisas, con gesto amable, trata de atraer nuestra mirada a su programa y nos dice: “tú puedes cambiar esta realidad, tú, con nosotros (con los que no te vamos a engañar, una vez más – sic.-) PODEMOS.

II.- ¿A dónde hemos llegado?
         No creo que la historia se repita. Por poco que haga, cada generación marca su impronta y en cierta medida, esto hará variar el curso de la vida, de la sociedad, en definitiva, de la historia venidera.
         Sí es cierto que hay momentos en la historia de los pueblos, más propensos a los cambios, hay momentos en que los pueblos se sienten atacados, vilipendiados, llevados al límite y en esos momentos, los pueblos estallan. Si hay un pueblo que conoce y ha vivido estos momentos, ese pueblo es España. De hecho, considero que los grandes momentos de nuestra historia han sido aquellos en que el pueblo ha despertado de su siesta y con o sin sus reyes, ha salido en defensa de la Patria (Los Comuneros en Castilla, los madrileños el Dos de Mayo…) esto no quita, que ese mismo pueblo sea el que pasado el peligro gritase hasta la afonía “¡vivan las ca’enas!” y volviera nuevamente a su siesta, a ese devenir sinsustancia que persiste, hasta hoy.
         Porque es la educación, en todas sus formas, la que lleva a un pueblo a tomar esta o aquella resolución y como ya he dicho, el pueblo español es un pueblo culto, pero no parece que sea un pueblo muy listo. Siempre se ha dejado guiar por aquellos que prometiendo el cielo, le hacen desfilar primero por el infierno en la tierra. Enriqueciendo a unos pocos y administrando con escrupulosa pulcritud la miseria entre las masas.

III.- ¿Dónde queremos ir realmente?
         Esta es la cuestión del presente siglo. Si algo ha traído lo que Ortega anticipaba en “La Revolución de las Masas” a principios del siglo XX, ha sido un cambio radical en la forma de pensar y de actuar de la generación que está alumbrando el presente. Esa historia, esa educación, esa permanencia en constante cambio, que generación tras generación, va marcando sutiles diferencias con la precedente, ha alumbrado ¡por fin! un nuevo “homo hispanicus” y probablemente, no fuera éste el resultado esperado por las leyes des-educativas, que desde la transición, han tratado de volver a las masas a su tradicional “estado de sesteo”. Me refiero a las leyes socialistas cuyo modelo de sustitución (la religión oficial da paso a la educación socializante) ha pretendido que el pueblo siguiera en permanente estado de letargo, pero pronto para la lucha en defensa de sus próceres (sí, esos líderes decimonónicos que aún hoy perviven) presto a caer en las garras de cualquier nuevo “ismo”, que a la postre no es más que, con nuevas palabras, una expresión de las viejas ideas que alienan, al pueblo español, hoy como ayer.
         Puede que uno de los efectos no deseados de la crisis económica que comenzó en 2007 y aún hoy continúa, sea el principio del cambio de modelo en nuestra sociedad. Ya no hay un Estado de referencia que calme nuestras necesidades, se ha visto sobrepasado, y esto lo saben ya, los que aún hoy no han salido a la realidad de la cotidianeidad. Porque hay algo que los mentores de la crisis no han tenido en cuenta: España es un pueblo de emprendedores (antes llamados conquistadores, y soldados de los tercios viejos) un pueblo que se crece en la adversidad y ahora más que nunca, este pueblo, desperazante, saldrá a la calle y de nuevo, luchará, aunque esta vez, puede que por fin, al final, no haya un rey por el que luchar, tan solo un pueblo, una casa, unos hijos, una familia, España, sin más.
         Un cambio que ya ha comenzado.



         A las puertas del 85 aniversario de la malhadada II República Española.

martes, 5 de mayo de 2015

UN PASO AL FRENTE

Los cambios no se producen solos. Una sociedad evoluciona lentamente, igual que las personas que la forman, las sociedades, los pueblos, tienen un ciclo evolutivo, que en ocasiones, también conlleva su extinción. Ejemplos hay muchos y renombrados.
También de las cenizas de las antiguas civilizaciones surgen en ocasiones pueblos nuevos, con nuevos, con nuevos bríos, con fuerza renovada, capaces de acometer las empresas civilizadoras más ambiciosas y arriesgadas.
España es uno de esos pueblos.
España, que ya tenía una empresa común antes si quiera de tomar conciencia de su propia grandeza, pergeñó en los últimos años del siglo XV una de las mayores hazañas de los pueblos de la vieja Europa. Con un pié en Granada y otro en Canarias, los reinos de Castilla y Aragón sellan el nacimiento de la primera gran nación moderna, no sólo de Europa, sino en el amplio sentido del término nación, tal y como hoy lo conocemos, del mundo en general. Esta nación, gestada en la búsqueda de un espacio que tras perderlo durante siglos, consideraron siempre como propio, llega, al nacimiento del nuevo siglo, acometiendo la mayor empresa de todos los tiempos: de la Reconquista peninsular, da el gran salto geográfico y mental. Pasa del viejo mundo conocido, al nuevo mundo. El continente americano que se abre ante los ojos de los españoles del siglo XVI supone un cambio radical en la concepción, no solo física del mundo conocido, sino también del viejo pensamiento medieval (monacal) La nueva generación que arriba a América, cambia radicalmente en lo político y especialmente en lo religioso. El español americano es un hombre nuevo, un hombre libre, arriesgado, emprendedor, un hombre capaz de afrontar cualquier reto, cualquier empresa, por arriesgada e imposible que parezca, pues carece del temor que da la seguridad del hogar, del miedo a la pérdida de los seres queridos, no por su ausencia, sino por la seguridad vital que tiene en sí mismo y en la obra que se propone acometer. Este hombre del XVI, el nuevo hombre, se sitúa a sí mismo en el centro de la existencia, la suya propia, entre los suyos: un hombre vale por las obras que es capaz de acometer, quedando la vieja nobleza de sangre, herida de muerte, frente al hombre nuevo: el conquistador. Este hombre es también el nuevo centro de la Creación, también desde el punto de vista teológico: el nuevo hombre, a imagen de Cristo, resume en su vitalidad la visión, no sólo del Cristo redentor, sino la del Cristo humano, cuyo modelo lleva a la unión con el Creador.
No quiero extenderme más, ya que tan sólo quería apuntar unas breves notas del hombre que da lugar en España y en Europa al Renacimiento, particularmente acentuado en el caso español por la ingente obra acometida con la conquista del nuevo mundo.
Es aquí, en los albores del siglo XVI donde nace España, y es aquí donde la nación española, con sus diferentes pueblos, regiones, tradiciones y lenguas decide acometer la mayor de las empresas: España, como unidad en la diversidad.
Pero como decía al principio,los pueblos, igual que las personas, también crecen, y España creció, maduró y enfermó. Los males de nuestra Nación son muchos y sus raíces se hunden tan profundas como las virtudes con las que nació.
Reconquista y Conquista, América y Europa, como campos de batalla, minaron la salud, las vidas y las fuerzas de aquellos españoles emprendedores primero, hacendados después y por último, en su declive, sombras de una nueva nobleza que cayó enferma, como la que sucumbió ante el empuje de los conquistadores.
Y España, tras tres siglos de empresas, de victorias y derrotas claudicó, agotada, abatida, hastiada de tanta conquista, de tanta sangre derramada, España se rindió, capituló ante propios y extraños. Vencida en su interior, sin fuerzas capaces de recrear ese espíritu emprendedor que durante tantos años habia marcado el rumbo de Occidente, España se convirtió en una sombra de sí misma.
Vencida, pero no derrotada. El espíritu que forjó España, dormido durante años, despertó un dos de mayo de 1812, fue un breve despertar, como del sueño de media noche, suficiente para hacernos sentir que como pueblo, aún no estábamos perdidos.
Hoy quiero reivindicar este espíritu del dos de mayo. Hoy sé que España, a pesar de su hastío intelectual y moral, no está perdida como Nación. Nuestra empresa hoy no está en la conquista de nuevos mundos, que ya no hay, ni en la lucha contra el invasor, que ya no existe.
Hoy nuestra empresa es Europa, el ideal  de una gran nación de naciones frente al mundo. El ideal de Roma, Carlomagno, Carlos I, sigue vivo y España ha de tomar las riendas de este gran proyecto. Para eso hay que despertar, abrir los ojos como pueblo, perder el miedo al futuro, perdiendo el miedo al presente, a la vida fácil, a la comodidad y a la divisón que nos invade. Para eso es necesario desandar parte del camino equivocado que tomó España tras el desastre del 98. Desandar el camino de la divisón, de las autonomías, que empequeñecen a esta gran Nación. Volver sobre nuestros pasos y unirnos, porque sólo unidos, sólo con una misma voz, con una misma fuerza, podremos acometer la gran empresa que nuestro siglo reclama: Una España fuerte y unida, ejemplo para una Europa unida frente al mundo.
Esta es mi empresa,y hoy embarco junto a mis nuevos compañeros de viaje en un navío con todas sus velas desplegadas en busca de esta unidad. Este navío es VOX.
Y que sea lo que Dios quiera.

domingo, 29 de marzo de 2015

Ahora con VOX



Hoy nace VOX LAS PALMAS. Con más ilusión y ganas de un cambio radical, que con medios y gentes. Pero nace con fuerza y empuje para transformar una sociedad hastiada de engaños, vejaciones y promesas incumplidas. Vox es un partido que nace con vocación ganadora, que viene para que tú, ciudadano, que ves como cada vez los políticos actuales viven y legislan para su propia continuidad, que ves cómo han creado, a lo largo de estos años una red clientelar, una política del “amigismo”, de la prevaricación permanente y que ves, como cada vez, cada nueva generación carece de lo más necesario, como cada año, la educación de tus hijos adolece de valores, de una educación global, que le permita dotarse de un espíritu crítico, de una sanidad pública eficaz, de una justicia ágil, en definitiva de un estado de derecho que responda al ciudadano y no sólo a los intereses de unos pocos.
                VOX quiere cambiar la realidad que nos rodea, Vox es la respuesta a las preguntas que todos nos hacemos: ¿Porqué tenemos que soportar y pagar esta corrupción generalizada? ¿Poqué año tras año, legislatura tras legislatura votamos y elegimos a los políticos profesionales de la “vida pública” cuyo único afán es el propio provecho, políticos que nos mienten y engañan?
                VOX es el auténtico cambio, el partido que te da la oportunidad de cambiar, de renovar la vida pública  de la sociedad española. Vox es el partido que te dice: ¡Habla! ¡Vive! ¡Decide! Y cambia esta realidad.
                Pilares básicos de nuestra política:
                -  La Unidad de España.
                Porque España en ya un Reino, un pueblo unido desde hace más de quinientos años. Un pueblo diverso, con una gran variedaddeculturas y lenguas, que ha atravesado unido a lo largo de la historia reciente, momentos de gloria y de tristeza y que sólo recientemente, ha sufrido el cáncer de la división, de la separación que hoy se manifiesta en el régimen de las Autonomías. Por ello Vox propone su disolución y su sustitución por la Diputación y el Cabildo, como forma de organización territorial descentralizada, con un único gobierno nacional.
                - La Defensa de la vida.
                Desde el mismo momento de la concepción, hasta su muerte (natural) En este sentido, Vox se manifiesta y proclama, que ninguna vida es subsidiaria de otra, que el aborto es un crímen y que la defensa del no-nacido, es tan importante comola de la madre( en potencia) que lo porta durante la gestación. Por ello proponemos políticas que defiendan a la familia, a la vida y a la madre, hasta el punto, que ese embarazo no pueda ser considerado como por ella como un obstáculo en su vida, sino un motivo de alegría.
                - La Lucha contra el Terrorismo.
                En todas sus formas y manifestaciones. Vox propone una política preventiva, que anticipe las nuevas formas de terrorismo, especialmente el islamista radical del DAESH.
                Respecto a la política penitenciaria con los presos de ETA y atendiendo al principio de legalidad vigente, exige el cumplimiento íntegro de las penas, sin que sea de aplicación la reducción de las mismas por el simple hecho de la petición o el buen comportamiento. En este sentido abogamos por la resolución y no prescripción de los delitos de terrorismo, en tanto no se determine la responsabilidad de sus autores, su procesamiento y enjuiciamiento, de acuerdo a la ley.
                El fin último de la política antiterrorista, no ha de ser, tanto la reinserción y la pacificación, como la resolución de los delitos, la definitiva entrega de armas y la disolución efectiva de las bandas criminales que atentan contra la convivencia pacífica de la sociedad.

                Sobre estos tres pilares nace VOX. El resto es cambio, transparencia en la gestión y cumplimiento de la ley. En definitiva, el buen goberno de la “Rei Publicae”.

domingo, 28 de septiembre de 2014

LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA

A veces el silencio y la distancia aportan claridad a las ideas, otras, tan solo nos traen soledad y silencio.

En el último año varios de los temas que he ido comentando en este espacio, han ido tomando forma, en algunos casos en línea con lo que yo intuía y por su puesto en otros temas, nada que ver con mi percepción. Tras este tiempo de silencio quisiera hoy tratar un tema de candente actualidad "nacional". No, no es Cataluña, cuya disyuntiva por otra parte no es nueva ya que viene repitiéndose con mayor o menor fuerza desde finales del s. XIX.

El tema importante, para mi, es el cambio de tercio que se ha producido en el panorama político español tras las pasadas elecciones generales de noviembre del 2011. Este cambio ha tenido lugar en el partido en el gobierno. El Partido Popular. Su historia y evolución le engarzan tradicionalmente con la derecha española, con el anterior régimen, al que sobre todo la izquierda se aferra en identificar. 
En primera instancia esto es cierto, sin embargo su evolución, larvada en los gobiernos de Zapatero le ha ido llevando desde la identificación con la derecha "rancia y mojigata" hacia un partido liberal, de centro derecha, laico y con un tinte "progresista". Cuando tras las citadas elecciones obtiene su mayoría absoluta, anticipada por una arrolladora victoria en las elecciones municipales y autonómicas que le precedieron, el partido considera que ha llegado el momento de acometer el cambio, de liberarse del peso de la "herencia" que le unía virtualmente con el pasado.
El cambio ha sido radical y silencioso a la vez.
- La política antiterrorista, ha dado un vuelco radical desde la época de Aznar (dispersión de presos, frente a la liberación de Bolinaga y otros).
- La continuidad de la política socialista, mantieniendo las leyes fundamentales, y modificando tan sólo la ley de educación (en mi opinión, una reforma en línea socialista, que no mejora en nada la precedente), y la contrarreforma de la ley del aborto, cuyo resultado ha sido mucho humo y al final nada (un parche que mantiene lo anterior).
- Respecto a la política laboral y social, tampoco ha supuesto nada nuevo, que no se hubiera ya anticipado en el último gobierno socialista, aunque con la facilidad que da la mayoría absoluta para su aplicación.

En síntesis, el Partido Popular se ha lanzado a la aventura del centro liberal, conservador y laico.

Y es este último punto, el que más ha costado superar, el tracicional "nacional-catolicismo" que tradicionalmente ha marcado las directrices internas del partido, ha dado paso a una nueva clase dirigente, para la que ya el sector católico tradicional se encuentra agotado, buscando por tanto nuevos votos en un segmento en el que ya no es importante el ámbito religioso.

Este cambio, acertado o no, ha provocado la aparición en la escena política de un nuevo partido, que viene precisamente a captar este nicho de votantes descontentos, aquellos que consideran primordiales los valores éticos y morales que a lo largo de los siglos ha supuesto la Iglesia Católica, no sólo en España, sino en la civilización occidental como hoy la conocemos. 

Este partido es VOX ( www.voxespana.es ), hoy aún poco conocido, que si bien apenas cuenta con una vida de nueve meses, y una primera aparición poco exitosa en las elecciones europeas, cuenta con un importante equipo, jóven y entusisasta, liberado de la rémora que pudiera suponer la identificación con anteriores siglas, y cuya base social defiende no sólo los valores éticos y morales que el Partido Popular ha decidido abandonar, sino también afronta con determinación los cambios necesarios para mantener a España, unida, dentro de Europa. 

Es de esperar que en las próximas elecciones municipales, estos, y otros cambios producidos en el espectro político de la izquierda, traigan una revolución silenciosa, para mi, de resultado incierto.

Gobernar esta España invertebrada, requiere de voluntad, entusiasmo y valor, algo de lo que adolece la política española desde hace ya demasiado tiempo.