jueves, 19 de abril de 2012

El Estado del Bienestar.

Continuando con el comentario anterior (16/04/12) Es cierto que España se enfrenta aun cambio en su modelo de sociedad. Pero este cambio, a diferencia de los cantos de sirena que auguran el principio del fin del estado de bienestar, gestado a partir de los años 50 y consolidado en la transición, aunque con las limitaciones ya citadas, este cambio, insisto, creo que será positivo.
En primer lugar, hemos de partir de la base, de que dentro de un estado moderno, de una economía occidental de mercado, abierta e interrelacionada, nada es gratis. Todos los servicios que el estado presta a sus conciudadanos, todos, tienen un mismo origen: el reparto y redistribución de la riqueza generada en el país mediante el pago de impuestos (básicamente), que es la función primordial de los gerentes del estado, organizados en esas estructuras tan poco transparentes y agraciadas, que vulgarmente conocemos como partidos políticos. Esta labor de redistribución, de co-gestión de los bienes productivos y entre las gentes que conviven en él, obedece a las ideas que cada partido promueve, y propone.
Es en este punto, en la idea y la forma en que se redistribuye la riqueza donde hoy se pone especialmente el acento y esto porque los anteriores gestores de nuestros bienes actuaron con tal descontrol, con tal falta de tino, erraron hasta tal punto en sus previsiones, en sus proyecciones sobre el futuro inmediato, que al día de hoy los nuevos han encontrado un bardal, donde antes había un próspero prado.
Toca por tanto reordenar la hacienda, desbrozar el terreno y rehacer los surcos, en definitiva: nos toca aportar el exceso que el dispendio de los que se fueron regalaron sin tino, y aportar con harto sacrificio lo que las cabezas huecas de ayer no supieron administrar.
Hablar de términos tan abstrusos y demagógicos como “repago” o “co-pago” en la sanidad, quejarse porque se aumenta la eficiencia en las aulas, cuyos resultados actuales son comparativamente los peores de nuestro entorno, o se propone la reducción de universidades, por otra parte en su gran mayoría, inútiles y paletas (más preocupadas de aumentar plantillas y subvenciones que de formar espíritus críticos y emprendedores), no es más que hacer brindis al sol por parte de aquellos que en contra de la noble función de gobernar a sus iguales, se creyeron por encima de éstos, y endiosados hasta el extremo nos llevaron al borde de la ruina. Su rabieta por el poder perdido (y mi esperanza porque no lo recuperen en décadas) les está haciendo perder de vista el importante, momento histórico que España está viviendo, y la necesidad que todos tenemos de hacer frente común para salir con la frente alta de la actual situación.



No es la pérdida del estado del bienestar, cuya situación aún no se está dando (sólo se está exigiendo un mayor esfuerzo, fruto del dispendio anterior) es nuestra propia credibilidad como pais, es demostrarnos a nosotros y a nuestros socios que pese a todo somos capaces (y creo que sí lo somos) de cambiar el rumbo y ocupar el puesto que por derecho nos corresponde entre las naciones que marcan el curso de la historia.
Tenemos una única oportunidad, nuestros adversarios están ya descontando nuestro fracaso en el intento (la tendencia de los mercados, el envalentonamiento de gobiernos populistas como Argentina y Venezuela p.ejp. las presiones e injerencias de Alemania, etc.) Veo con preocupación sin embargo que la tendencia del PSOE, en vez de cerrar filas, de asumir su parte de culpa en el proceso, se alía en Andalucía con las tesis radicales y trasnochadas de IU. Todo con tal de seguir aferrados al poder, sin ver más allá de la necesidad histórica del momento: no sólo España, el futuro de la nueva Europa nos va en el intento.
Difícil lograrlo sin su consenso, casi imposible con su oposición
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