jueves, 21 de junio de 2012

BERGER Y WYMAN. PUESTA EN ESCENA.

Hace unos minutos se ha presentado por parte del Banco de España, el resultado de las Auditorias independientes realizadas por ROLAND BERGER y OLIVER WYMAN.
Antes de entrar a valorar las cifras a las que ambos consultores llegan, quiero realizar el ejercicio “ortegiano” de tomar una adecuada perspectiva sobre aquello de lo que se pretende opinar o valorar, o simplemente discutir. Es bueno realizar este ejercicio, y muy saludable, si no queremos caer en el error muy común en nuestro tiempo de la prisa, de la urgencia por dar el último titular en el último minuto, como si la vida se nos fuera en ser el más rápido, en vez de ser el más eficaz.
Este ejercicio de distanciamiento del problema, para desde mi particular punto de vista, desde el promontorio sobre el cual oteo el horizonte del problema del sector financiero español, me llevó en su momento a formular las siguientes consideraciones:
1ª El Sistema Financiero Español sienta las bases de su quiebra entre los años 2003 a 2006, cuando la casi totalidad de las Entidades Financieras, aprovechando la corriente bajista de tipos de interés, y el impulso del sector de la construcción, iniciado con la entrada en vigor del Euro (enero de 2002), se lanzan a una carrera desenfrenada en la concesión de préstamos hipotecarios, modificando incluso los criterios de prudencia que en esta materia habían tenido hasta entonces.
2ª El efecto multiplicador que el mercado inmobiliario produjo en la economía española, dio pie a operaciones altamente especulativas (créditos puente, o cambio de casa), así como a la obtención de liquidez adicional para financiar bienes de consumo, tomando como base el incremento de “valor de mercado” de la vivienda, para reestructurar deudas a corto (adquisición de mobiliario, vehículos, vacaciones etc.).
3ª La tensión del mercado inmobiliario, provocada por un aumento en los tipos de interés (Euribor), que a su vez vino determinada por el aumento del tipo de interés del BCE, al constatar un aumento del IPC armonizado en la Zona Euro, lo que provocó la puesta en marcha de los mecanismos de control de inflación, que es una de las principales funciones del BCE.
4ª La entrada en el mercado financiero en la última etapa previa a la crisis (2006-2008), de entidades dedicadas a la reestructuración de deudas, supuso por un lado un importante aviso de la situación crítica del tejido social, y por otra parte, colaboró en gran medida a empeorar la calidad del riesgo hipotecario de las Entidades Bancarias (especialmente Cajas de Ahorro).
Las consideraciones previas son las que fundamentalmente han venido afectando en estos años a las economías domésticas, y colateralmente a las pequeñas empresas y autónomos, cuyo patrimonio personal, y societario, se aportó en garantía de negocios, que desgraciadamente hicieron buena la máxima del mercado: “el último que llega a un mercado en expansión, es el primero que sale de él en tiempos de contracción”.
A continuación unas consideraciones sobre el sector empresarial.
5ª El desarrollo inmobiliario, tiene dos palancas importantes de actuación. Por una parte una modificación legislativa que permitió a los Ayuntamientos reorganizar el territorio y recalificar el suelo en función de su uso. Por otra el movimiento inicial de demanda de vivienda que se venía observando desde finales de los noventa, tiene un impulso extraordinario entre empresas y empresarios, que ven en la inversión en vivienda, una forma de aflorar capitales con un mínimo coste fiscal.
6ª El efecto multiplicador que sobre la economía española tubo el desarrollo urbanístico, la proliferación de promociones inmobiliarias y la adquisición de “reservas de suelo”, financiadas a futuro, creó una burbuja favorecida por una parte por las legislaciones permisivas en materia de suelo, la relajación de los requisitos bancarios de acceso al crédito, y la necesidad de la Hacienda pública de recaudar por esta vía, los capitales fiscalmente opacos. Este efecto contó con un elemento adicional, la inversión de capitales extranjeros en viviendas de turismo residencial, atraídos por unos precios competitivos respecto a sus mercados de origen (fundamentalmente Reino Unido, Alemania y países Nórdicos).
7ª Como ya indicamos anteriormente, el aumento de la inflación, y el cambio de tendencia en la curva del tipo de referencia (Euribor), desencadenó el proceso de impagos, reestructuraciones y finalmente adjudicaciones masivas, provocando un nuevo efecto, en este caso “desacelerador” en la economía, que nos lleva a la situación actual.

Y ahora, tras unos años en los que las políticas macroeconómicas de los últimos gobiernos socialistas, prefirieron “mirar hacia otro lado” y “hacer caja”, relajando incluso los necesarios controles que el Banco de España, debe ejercer sobre las Entidades financieras, nos encontramos con un panorama que podemos resumir en:

- Una economía contraída muy rápidamente.
- Unas Entidades financieras, en la que las promociones en curso, la financiación de suelo y las promociones acabadas sin ventas, unido a los impagos de las economías familiares, se está “comiendo” en torno al 25-45% del beneficio anual, vía provisiones.
- El actual Gobierno, consciente de la situación (en mi opinión desde el primer momento en que toma posición), ha elaborado un plan de reestructuración bancaria, cuyos pasos ha ido desarrollando en sus primeros meses, y cuyo objetivo final era obtener una financiación blanda para equilibrar los balances deficitarios de la Banca Española.

A nadie se le escapa, que por muy especialista que se sea en el campo de la Auditoria, puede en menos de un mes, analizarse los balances de las principales Entidades, y llegar a la conclusión de cuál es la “necesidad de financiación de las mismas”. Era sin embargo un requisito previo para autorizar esta financiación, el visto bueno de Auditores independientes, cuyo resultado, debía además dejar un amplio margen a la hipotética gran cifra presentada como riesgo máximo.
Sólo espero que la tensión sobre la deuda, que obedece más a especulaciones financieras en el corto plazo, se relaje lo suficiente, y sitúe los valores de las necesidades de financiación del Gobierno en su punto de equilibrio, más cercano a las cifras de Francia, que a las de Italia. Pues no podemos olvidar, aunque no era lo que hoy tocaba, que en España, a lo largo de los últimos veinte años, no todo ha sido construcción. La revitalización del mercado exterior, y del tejido empresarial productivo, necesita de financiación “buena”, y esta no llegará mientras las necesidades de capital se sigan destinando a refinanciar las “alegrías” del sector de la construcción.

Esta última es la idea y el motivo último del Gobierno. Refinanciar la Banca, para que el crédito productivo fluya hacia los sectores sanos de nuestra economía. Y en este sentido, las grandes Entidades, como no podía ser de otra manera, ya han iniciado el camino.

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