miércoles, 20 de febrero de 2013

CRÓNICAS DE AYER Y HOY

Cuando hace ya algunos años tomé la decisión de comenzar a publicar en este medio, lo hice fundamentalmente para dar rienda suelta a mis ideas y pensamientos. La idea central que me animó y aún hoy sigue haciéndolo, fue alzar mi voz ante la multitud de ideas, comentarios y opiniones, carentes de todo fundamento crítico, que, a mi pesar, inundan los medios, exacerbando los ánimos, y en gran medida contribuyeno al malestar social que, agravado por la profunda crisis que padecemos, está alterando gravemente la convivencia de nuestra sociedad.
No creo que mis palabras, más allá del foro de mis lectores, trasciendan al común de la sociedad, tan sólo pretendo analizar cuáles son las razones y los motivos por los que hemos llegado hasta este punto. Creo que a diferencia de los experimentos de laboratorio, cuyos resultados son inmediatos, o por lo menos cercanos en el tiempo. Los cambios en la sociedad generan resultados causa-efecto, con una distancia temporal que supera ampliamente a la generación que los provoca. Así por ejemplo, la pérdida de las colonias por parte de España a lo largo del siglo XIX y especialmente la derrota militar ante Estados Unidos en la guerra de Cuba y Filipinas, dio lugar, a un cambio en la mentalidad española de la metrópoli, provocando entre otras cosas un sentimiento de derrota colectiva, que unido a otros acontecimientos, aún hoy persiste en la memoria común, y está en la base, tanto del sentimiento de "no beligerancia", como en la falta de "nervio" con la que España está afrontando la salida de la crisis (esto por lo menos ha sido así hasta la pasada legislatura).
Esta sensación de derrota, se manifiesta no sólo a nivel social, sino también en nuestra clase política dirigente.
La transición española, puesta como referente de madurez política por nuestros paises vecinos y hoy socios de la Unión, se vio ensombrecida con los escándalos que a partir del primer gobierno socialista, puso de manifiesto la poca catadura moral de nuestra clase dirigente. Parecía que la política más que un servicio a la Patria era un medio para un fin: medrar antes que gobernar, mostrando así la mayor de las carencias de nuestra sociedad: una educación en valores y una memoria colectiva derrotista, frente al "espíritu de Castilla", aquel sentimiento que durante siglos lanzó a España a grandes proyectos e ilusionó a tantas generaciones.
Nuestros políticos y en general nuestra sociedad continúa sumida en esa desesperación, que por una parte nos lleva al "sálvese quien pueda", y por otra a vivir el momento pensando que nada hay más allá del instante presente (carpe diem).

En esta reflexión de hoy trato de esbozar lo que ya con palabras inmortales dejó plasmado años atrás el insigne escritor D. Benito Pérez Galdós, y para muestra un botón:

                                   "Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pactar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (...) La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental".
(La fe Nacional y otros escritos sobre España. B. Pérez Galdós, c.1900)

Lo dicho entonces, aplicable hoy, primer día del debate sobre el estado de la Nación.

¿Prodremos con estos mimbres regenerar algún día la vida pública en esta sufrida Patria común que algunos aún nos empeñamos en llamar España?

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