domingo, 4 de octubre de 2020

                                        Canarias Liberal

¿Por qué un grupo liberal ahora?



ANTECEDENTES.


A lo largo de la historia de la humanidad, el desarrollo de las sociedades, desde los primeros grupos humanos hasta nuestros días se ha caracterizado por unas constantes que, en líneas generales, todos han compartido, y que, con sus peculiaridades sociales, climáticas y geográficas, han contribuido al desarrollo de las mismas, o en algunos casos, a su extinción.


Sin entrar en las sociedades que se extinguieron, bien por inadaptación, bien porque fueron asimiladas por otras, más y mejor adaptadas, quiero centrarme en los primeros  los que han conformado el mundo en el que ahora vivimos.


Estos grupos, en sus distintos ámbitos geográficos, han contado con unos elementos ambientales que han determinado su desarrollo, su adaptación a dichos elementos ha contribuido, en mayor o menor medida a la velocidad con que los mismos se ha desarrollado. 

Centrándonos en la civilización occidental, la que nace en la cuenca del Mediterráneo, y su influencia, en sus primeras etapas, por los grupos nacidos en el “creciente fértil,” una de sus principales características es la necesidad de intercambiar bienes y servicios: el comercio. Este intercambio es común a todas las civilizaciones, desde la edad del hierro hasta nuestros días, y es la base, no solo del desarrollo social, sino del intercambio y enriquecimiento cultural de todos los grupos que interactúan en este intercambio. El comercio, la necesidad de intercambiar bienes, se encuentra por tanto en la esencia de toda civilización, y las respuestas que los incipientes grupos dieron en su momento a este intercambio, dio lugar, por un lado a la aparición de sociedades dominantes y a grupos sociales dominados. Occidente, es hoy el resultado de la fusión de ambos grupos, y su historia, a lo largo de los últimos dos mil años, ha conformado una sociedad libre, culta y moderna, donde el “hombre,” el ser humano ha alcanzado las más altas cotas de progreso y libertad, nunca antes conocidas.


LOS ÚLTIMOS DOSCIENTOS AÑOS.


Esta situación, sin embargo, no es un “statu quo” permanente. Las sociedades occidentales (Europa, las Américas y los países emergidos bajo su manto) no son ni mucho menos homogéneos, la antigua división entre sociedades dominantes y dominadas, dio lugar, entre los siglos XVIII - XIX a la aparición de grupos dos importantes grupos sociales: capitalistas y trabajadores. Esta división exacerbada y llevada a su máxima expresión dio lugar a la aparición de los movimientos sociales reivindicativos de una mayor redistribución de ambas fuerzas: el capital y el trabajo, ambas enfrentadas en posturas irreconciliables, al menos en apariencia.

Los intentos por equilibrar dichas fuerzas sociales a lo largo de estos siglos fueron varios y con diferente aceptación. Sólo a modo de ejemplo y sin entrar en profundidad, el análisis del incipiente capitalismo moderno, realizado por Adam Smith (La riqueza de las naciones), y su contrapunto, así cien años después, desde el punto de de vista unilateral, y en mi opinión, victimista,, realizado por Carlos Marx en su obra “El Capital,” dieron lugar, a finales del siglo XIX y durante la práctica totalidad del siglo XX a la aparición del mal llamado fenómeno de la “lucha de clases.”

Es bien conocido mal que ha causado en occidente este fenómeno, que si bien en su origen intentó equilibrar las relaciones entre unas fuerzas, necesitadas entre sí, pero opuestas en sus planteamientos iniciales, devino, en los movimientos socialistas (léase comunismo, nacionalsocialismo, etc.) en enfrentamientos y luchas, cuyo resultado, no por menos conocido, ha sido extremadamente cruento.


¿CUÁL ES LA VISIÓN LIBERAL QUE HOY QUEREMOS PRESENTAR?


Desde que Adam Smith escribiera en 1771, “La riqueza de las naciones”, a Carlos Marx, con su obra “El Capital” (1867) y de ahí hasta nuestros días, la sociedad ha evolucionado a una velocidad que hasta entonces parecía inalcanzable. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta los años treinta del pasado siglo XX, loa avances científicos, los cambios sociales y el desarrollo económico de occidente, no tienen parangón con ningún otro momento de la historia de la humanidad. Es por ello, que tanto el capitalismo “salvaje” de los siglos XVIII - XIX, como su denuncia en El Capital , no pueden, hoy en día, dar respuesta a una sociedad tecnificada, tecnológicamente desarrollada, donde las fuerzas capitalistas no necesitan de una mano de obra barata, donde el “hombre,” como ser creativo, no depende tanto de fuerzas externas para su desarrollo personal y vital, donde la tecnología ha venido a cubrir los “huecos” entre capital y proceso productivo. El siglo XXI ha alumbrado a un nuevo “hombre,” una nueva forma de entender el mundo que nos rodea, una nueva cosmovisión, donde sin dejar de ser el centro de la propia acción humana, nos vemos, a un tiempo limitados por nuestra propia acción, y a la vez capaces de alcanzar nuevas cotas hasta ahora sólo al alcance de nuestra imaginación.

Este nuevo “hombre,” ya no está constreñido por las fuerzas del capital. El desarrollo tecnológico brinda nuevos hitos de libertad individual, si bien es cierto que siguen pesando sobre él fuerzas involucionistas que querrían controlar ésa acción personal.

El sentido liberal que aquí proponemos va en ésa nueva línea: ahondar en el conocimiento y desarrollo de ése “hombre nuevo,” el “hombre” del siglo XXI, capaz de lanzar a la humanidad a la carrera por un mundo más humano, luchando, no tanto por mayores cotas de igualdad y libertad individual, sino, por un lado, el desarrollo de las ya alcanzadas, ahondando en el equilibrio entre desarrollo tecnológico y libertad individual. Porque no podemos olvidar que en nuestra sociedad, se siguen dando desequilibrios, disfunciones entre las fuerzas que controlan los procesos productivos y tecnológicos, y los actores que desarrollan y ejecutan dichos procesos. La respuesta de Marx, fallida desde sus inicios, no ha logrado un mundo mejor ni una sociedad más justa. La mal llamada “lucha de clases” no ha derivado en igualdad, sino más bien en todo lo contrario, ausencia de libertades y control total de los medios productivos y de sus actores.

El liberalismo del siglo XXI tiene que volver a redescubrir al individuo como actor principal de la actividad humana, reconciliarse consigo mismo y con su entorno. Luchar sí, pero en la correcta dirección, más persona, más humano. Cuando los procesos tecnológicos han venido a ocupar el puesto del hombre en los procesos productivos básicos, cuando las tareas incluso más elaboradas están en vías de una tecnificación y automatización cuasi total, el momento del “hombre” tiene que cambiar, evolucionar, “pasar de nivel.” En este momento, el nuevo liberalismo tiene que estar a la altura de este momento histórico, tiene que ser capaz de dar razón a la esperanza del ser humano.


Hoy nace Canarias Liberal, como grupo de pensamiento liberal, con ésa idea: un “hombre” liberal para el nuevo siglo. 

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